Leyenda de Zaida (Cella)
La leyenda de la construcción del acueducto de Albarracín, se sitúa en la época de los abenracines, aunque el acueducto llevaba construido más de un milenio. Es habitual la presencia de personajes de época islámica en el universo legendario.
Por aquel entonces el hijo menor de Abú Meruán, quedó prendado de Zaida, hija única del Señor de Cella, quien ya había apalabrado su matrimonio con un emir de tierras lejanas. Muy apesadumbrado quedó el joven Aben Racín, ante esta situación. Aben Racín, a su vuelta a Albarracín explicó la situación a su padre Abú Meruan, quien meditó un plan. Decidió enviar una embajada a Cella, con el objetivo de formalizar la petición del matrimonio entre Zaida y el más joven de sus hijos. En caso de ser rechazado, arrasaría el castillo del Señor de Cella, entre otras acciones cruentas. La embajada de Abú Meruán llegó un buen día a Cella. El emir recibió a los caballeros muy amablemente, pero cuando los emisarios expusieron el motivo de su visita, éste respondió con grande ironía: Zaida se casará con Aben Racín cuando las aguas del Guadalaviar rieguen los campos de Cella. Sorprendentemente uno de los emisarios, solicitó un plazo para poder ejecutar semejante plan. El Señor de Cella concedió cinco años. Al día siguiente del regreso de los emisarios, Abú Meruán ordenó excavar las galerías rocosas situadas entre Albarracín y Cella. Poco tiempo antes de cumplir el plazo estipulado, las aguas del Guadalaviar regaron las secas tierras de Cella, haciéndose posible la unión de Abén Racín con Zaida.