Arquitectura

De Xilocapedia
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Puerta Baja de Daroca, obra de Ali Haquem
Fuente de Lechago, siglo XVI. Obra de Juan Vélez
Ermita de Santa Engracia de Ojos Negros, obra de Mateo Chiminer
Templo de Olalla, obra de Nicolas Bielsa
Ermita de la Virgen del Rosario de Luco, obra de Francisco Subirón

No han sido numerosos los arquitectos que han trabajado en el valle del Jiloca. Hasta el siglo XX no era frecuente contratar a un arquitecto para el diseño, proyecto y estilo de las obras privadas, públicas y religiosas. Lo más habitual era encargar toda la edificación a un Maestro de obras o albañil. Se conocen pocos nombres de Arquitectos que diseñaran edificios en la zona. Excepcionalmente en algunas capitulaciones de los siglos XVII-XVIII, sobre todo en la construcción de templos religiosos,figura el nombre de alguno de ellos. Curiosamente eran procedentes de localidades un tanto alejadas del territorio estudiado, lo que indica la importancia que se concedía en algunos casos al diseño, ya que se recurría a profesionales de cierto renombre, aunque residieran lejos de la localidad. Respecto a los arquitectos nacidos en el valle del Jiloca, fueron muy pocos los que trabajaron en su tierra. La mayor parte emigraron a otros territorios, aunque diseñaron edificios en sus localidades natales cuando fueron llamados por los Concejos.

La denominación que reciben los artífices que dirigían la construcción de los templos fue cambiando con el tiempo. A finales del siglo XVI se habla fundamentalmente de Maestros de Cantería, mientras que en el siglo XVII se habla de Obreros de Villa. Sin embargo serán las de Maestro de Obra, Albañil y Alarife las más frecuentes, especialmente en el siglo XVIII. La de Arquitecto es muy poco usada, más bien a finales de esa centuria. Dado que seguía vigente el sistema de los Gremios, la categoría de Maestro implicaba el haber alcanzado el nivel más elevado en la profesión, tras su formación en los talleres y el correspondiente examen.

Son frecuentes las sagas familiares de Maestros de Obras: Garcella, Colás, Bielsa, Quilez, Subirón o Borgas son apellidos que se repiten con frecuencia a lo largo del siglo XVIII. Las Academias se incorporarían muy tardíamente al sistema de formación.

Para adjudicar el contrato o capitulación de un Ayuntamiento, Iglesia o Ermita lo habitual era recurrir al sistema de subasta. Las obras eran asignadas a quien ofreciera mejores condiciones económicas. El Maestro de Obras que firmaba la capitulación debía respetar las trazas que le eran ofrecidas y en cuya creación no siempre había tomado parte. Con frecuencia se hace referencia a la planta y perfil que se le entrega y a las que debía someterse. En el acto de la subasta se utilizaba una candela. Mientras durase su llama podían presentarse ofertas. Se elegía, lógicamente, la más conveniente y se fijaba un plazo para acabar las obras.

Empresas especializadas

Muchos Maestros de Obras trabajarían personalmente en la construcción, dirigiendo a su cuadrilla, de la que formaban parte, con frecuencia, familiares suyos. Pero en ocasiones parece que actuaban como empresarios que contrataban obras en asociación con otros Maestros de Obra y que debían contar con cuadrillas de obreros especializadas en distintos trabajos. El caso de Mateo Colás es significativo. Hasta 1728 aparece documentado en la construcción de la Iglesia de Torrijo del Campo. Ese año aparece confirmando a sus hijos en Villafranca del Campo en abril. En octubre capitula, junto a Francisco Cuyeo, la construcción de la Iglesia de Plou. En los años siguientes vuelve a estar localizado en Torrijo del Campo. Por entonces las tres localidades tenían sus templos en construcción. Algo similar le ocurre posteriormente. En 1737 firma la capitulación para ampliar, al modo gótico del siglo XVI, la Parroquial de Calamocha, cuyas obras se prolongaron hasta 1755. Aparece documentado en la localidad, al menos hasta 1740, año en que muere un hijo suyo al caer de un andamio. Pero dos años después muere en Martín del Río mientras dirigía las obras de su Iglesia. Es obvio que la asociación temporal de varios Maestros de Obra y una cierta organización empresarial para poder atender a los distintos compromisos adquiridos, así como una especialización del trabajo, resultaban imprescindibles.

El caso de Mateo Colás nos lleva también a otras consideraciones acerca de la formación técnica de los Alarifes. Él habitualmente construyó templos barrocos, pero dirigió en la Iglesia de Calamocha su ampliación en el estilo del gótico del siglo XVI, en pleno siglo XVIII. Otro tanto podemos decir del Cantero Pedro Aguilera. Mientras suponemos que se ocupaba, a principios del siglo XVII, de la Iglesia de Pancrudo, de estilo gótico del siglo XVI, fue contratado para levantar la hermosa torre mudéjar de Báguena, según documentó Ernesto Arce Oliva. La versatilidad y el dominio de varios sistemas constructivos parece que eran frecuentes en la época.


Siglo XV


Siglo XVI


Siglo XVII


Siglo XVIII


Siglo XIX


Siglo XX

Véase además

Bibliografía

  • Mañas Ballestín, Fabián (1985): Arquitectura Religiosa. Daroca, Ayuntamiento[Texto completo]
  • Carreras Asensio, J.M.: Noticias sobre la construcción de iglesias en el noroeste de la provincia de Teruel (siglos XVII-XVIII). Calamocha, Centro de Estudios del Jiloca, 2003